miércoles, 27 de julio de 2011

Por cada diez madres, siete usan castigo físico

Bogotá da un paso adelante en la abolición de este flagelo

Quemar con agua caliente a un niño que se orina es grave y sancionable pero no lo son las cachetadas, los correazos, los pellizcos y cientos de castigos que muchas veces no dejan huella en el cuerpo.

Ante esta realidad que viven los menores en la capital del país, ayer la Comisión de Gobierno del Concejo de Bogotá comenzó en primer debate a establecer medidas educativas encaminadas a la erradicación del castigo físico, humillante y denigrante en contra de los niños, niñas y adolescentes.

La concejal de Bogotá, Martha Ordóñez Vera, quien tiene la bandera de la defensa de los menores, radicó el proyecto debido al incremento en el maltrato infantil, principalmente, en los mismos hogares.

En la exposición de motivos, plantea que el castigo físico sigue presente en gran parte de hogares de la ciudad y cita las cifras de la más reciente Encuesta Nacional de Salud adelantada por Profamilia, donde se revela que en Bogotá de cada 10 madres, 7 usan el castigo físico como método de corrección, mientras que de cada 10 padres, 5 recurren a esta práctica.

Este proyecto seguramente será aprobado rápidamente, no sólo porque tiene el aval de los cuarenta y cinco concejales, sino porque la iniciativa se enmarca en el Plan de Desarrollo 2008- 2012, Bogotá Positiva.

De adoptarse esta iniciativa, se convertiría en la primera norma aprobada en Colombia para promover de forma explícita la abolición del castigo físico frente a las niñas, niños y adolescentes en los hogares, dando un paso fundamental para que el país se ponga al día con el compromiso internacional de convertir al continente americano en una región libre de castigo físico para los infantes y adolescentes.

Este proyecto tiene como objetivo que las autoridades distritales promuevan periódicamente programas y políticas cuyo objetivo sea sensibilizar a la sociedad frente al deber de proteger y preservar la dignidad de los niños, niñas y adolescentes del Distrito, además de promover mecanismos positivos de educación distintos del castigo físico, humillante y denigrante.

Ordóñez Vera espera que Bogotá sea el ejemplo para que las demás ciudades y municipios del país se comprometan en este proceso y hace un llamado también al gobierno nacional para que se sume a la lucha contra todos los castigos corporales y las demás formas de castigo crueles, degradantes o humillantes, por leves y moderados que sean, de forma que el 2011 sea el año en que Colombia inicia de manera formal la erradicación del castigo físico contra las niñas, niños y adolescentes.

La propuesta tiene como base las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el Informe sobre Castigo Corporal y los Derechos Humanos de las niñas, niños y adolescentes relacionadas con la necesidad de establecer medidas educativas dirigidas a eliminar esas prácticas.

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